El día 10 se presentaba en sociedad la versión 96 de Firefox. Todo fue bien y tanto en el Windows del trabajo como en mi Debian se actualizo perfectamente. Sin embargo, a la mañana siguiente, Firefox empezaba a consumir memoria como si no hubiera un mañana al arrancar y era incapaz de cargar ninguna página.
La primera idea es que la actualización había causado el problema. Pero lejos de ser esa la causa, incluso Firefox ESR estaba afectado.
Como en los chistes, me ocurrió una cosa buena y otra mala. La mala es la marea de ingenieros que desde su MS Teams me mandaban mensajes diciendo que no funcionaba Internet. La buena es que era más difícil explicarle que era Edge que explicarle que solo fallaba Firefox, no Internet.
Como soy alérgico a Edge y solo lo uso para descargar Firefox, puse en marcha Opera y me puse a investigar qué era lo que estaba pasando. Enseguida vi que la caída era global y que afectaba a todas las versiones, no solo a la recién estrenada.
Bueno, pues con tanta gente afectada, no faltaban hilos que seguir para buscar soluciones. En muy poco tiempo estaba leyendo que el problema estaba en la implementación HTTP3 de Firefox, que estaba fallando y era la causa de que empezara a consumir más y más memoria mientras intentaba conectarse sin éxito.
Y llegó el primer éxito parcial, un workaround sencillo y efectivo que consistía en entrar en la configuración avanzada y desactivar el HTTP3. Bien, funciona, pero no me apetece mucho desactivar los nuevos protocolos que se suponen que nos aportan más seguridad. Seguí mirando y encontré una nueva solución, menos agresiva. Desactivar la telemetría, que al parecer es uno de los primeros procesos que arranca Firefox y por tanto el que primero colapsaba.
E igual que vino, se fue. Una hora escasa después de que el apocalipsis se adueñara de Internet, Firefox volvió de entre los muertos.
No pasaría de ser una anécdota si no fuera por unos aspectos sumamente preocupantes al respecto.
No he logrado saber a ciencia cierta cual fue el problema exacto, pero parece ser que un proveedor de servicios hizo algún cambio en sus configuraciones y todo Firefox dejo de funcionar. O, dicho de otra manera, un error o un cambio de configuración de un proveedor de servicios y el mundo es de Chrome y sus hijos.
Y eso me lleva al verdadero problema. Internet se está convirtiendo en un monopolio de Chrome. Recordemos que, a estas alturas, hasta Edge es hijo suyo. Y recordemos que su desarrollo está controlado por un devorador de datos personales y vendedor de publicidad que se llama Google. Pero más grave aún es que Internet, la red que nació para resistir que los rusos se cargaran uno de los grandes ordenadores que se quería que controlaran los misiles atómicos no supusiera más que un problema puntual. De ahí hemos pasado a que por un simple cambio mal pensado todas las instalaciones de un determinado navegador, y solo hay dos, nos dejen “sin Internet”
La red está dejando de ser de todos y está convirtiéndose en la herramienta de publicidad de grandes corporaciones. Y eso implica que cuando una de esas grandes corporaciones da un paso en falso, el sistema falle.
¿Y si no se tratara de un fallo si no de un ataque?
Comparto tu reflexión y punto de vista. Es preocupante que aquello que nació como algo que tendría que servir para compartir conocimientos y acercar a las personas se esté convirtiendo en una forma de negocio para las Big Tech. Eso y el control social. La verdad es que soy pesimista con respecto al futuro. Espero y deseo equivocarme pero ...
ResponderEliminarSaludos
Así es. Yo no lo podría decir ni mas claro ni mas alto. Quieren que pensemos y actuemos tal y como ellos quieren y a tal efecto tratan de adoctrinarnos con todo el poder económico, financiero e incluso otros que no quiero mencionar.
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