Los usuarios de Debian, unos conservadores

Si habéis visitado el blog recientemente, habréis visto que con motivo del lanzamiento de la nueva versión de Debian, he realizado una pequeña encuesta para dilucidar si los debianitas nos lanzaremos de cabeza a actualizar o permaneceremos fieles a nuestras distribuciones.

No habéis participado en la encuesta demasiados usuarios, pero aún así, el resultado me ha sorprendido un poco, aunque luego de reflexionar y leer algunos comentarios en artículos relacionados con las actualizaciones, he comprendido que es le más lógico posible.

Ni más ni menos que el 42% de los votos son de gente que afirma estar siempre en la versión estable. Dato que coincide con muchos de los comentarios que habéis dejado en algún artículo. Y ademas, a esto hay que añadir un 14% de los votos de usuarios que no se van a actualizar porque quieren estabilidad y que nadie se va a actualizar porque considere que Wheezy esta “vejete”.

En estos días en que los ubunteros acaban de estrenar su Raring Ringtail y ya se lanzan a probar las alfas de Saucy Salamander. Que los windowseros sueñan con que sea cierto que Win 8.1 les devuelve su botón de inicio. Que los fans de Arch viven con su rolling release ¿No somos demasiado conservadores?

Parece que las criticas que nos lanzan de falta de actualización, de paquetes obsoletos, de tardar demasiado en incorporar las novedades responden a los deseos de los debianitas. Nos gusta esta lentitud, nos da estabilidad y eso lo valoramos por encima de todo.

Alguno responderá que los servidores y servicios críticos necesitan ante todo estabilidad. Nadie quiere que su cuenta del banco desaparezca por un error informático en una actualización. Es cierto. Pero no creo que por estos lares, leyendo a “un bruto con Debian” estén los administradores de grandes servidores. De ser así, pobres incautos quienes les contrataron.

Reflexionando un poco, buscando en la memoria como llegué yo a Debian, me doy cuenta que yo también he sido fan de instalar el programa más moderno, aunque no me ofreciera ninguna ventaja sobre la versión que ya utilizaba. Yo también he sido ubuntero feliz actualizando cada seis meses. ¿Qué ha cambiado?

Pues básicamente dos cosas. Primero, la pereza que ahora me da aprender a manejar Unity o Gnome3 para hacer exactamente lo mismo que ya hacia con Gnome2. Y como con ello, con mil aplicaciones que cambian su aspecto y manejo para seguir haciendo lo mismo. Lo segundo, es que tras mucho tiempo con ordenadores, ya no veo emoción en reinstalar un sistema, si no más bien una perdida de tiempo. Los sistemas se reinstalan cuando todo falla, y Debian no falla.

Creo que esas pueden ser a grandes rasgos las razones por las que muchos debianitas no quieren actualizar sus sistemas. Pero sobre todo, atiende a una máxima informática que se aprende con el tiempo y que cada día valoro más. Es esa que dice “¿Funciona? ¿Si? ¡¡Pues no lo toques!!”

¿Cual es vuestro motivo? ¿También os habéis vuelto conservadores?