Instala Debian 7 para torpes... ¡sin renunciar a Windows!

Mucha gente no prueba Linux, porque creen equivocadamente que para ello deben olvidarse completamente de su queridísimo Windows

Es falso, Windows y Linux pueden convivir en un ordenador sin problemas, y de hecho así es como hemos vivido muchos nuestros inicios en Linux.

Hoy voy a contaros como hacer una instalación de Linux en un ordenador donde ya está instalado Windows, y como suele ser habitual, se ha convertido en dueño y señor de todo el disco duro.

Para esta instalación voy a utilizar una máquina virtual con un disco de 60 Gb en la que se ha instalado Windows 8 de manera estandar. Un LiveCD de Puppy Linux y el cd de instalación de Debian cariñosamente tostados.

Lo primero, es asegurarnos de que tenemos copia de seguridad de los datos importantes. Nunca se puede descartar que algo falle y los datos se pierdan incluso sin hacer otra cosa que jugar al solitario de Windows.

Vamos a desfragmentar y comprobar errores desde el propio Windows, para evitarnos disgustos posteriores. Aquí puedes usar tu herramienta favorita o las que incluye el propio Windows. Lo único realmente importante, es que vas a tener que desplegar paciencia.

Cuando finalicemos, reiniciaremos la máquina, pero de manera que arranque desde el CD con Puppy que hemos bajado, tostado y colocado en el lector. Al cabo de poco tiempo, estaremos en el escritorio de Puppy y este nos estará preguntando por la configuración del idioma. A nosotros nos importa bien poco, así que lo cerraremos sin más.

Paso primero, ir al “Menú” de la barra inferior, y en la sección “System” abrir “Gparted partition manager”

Ahora vemos las diferentes particiones en las que esta repartido nuestro disco duro. Lo normal es que Windows se haya apropiado de todo, así que vamos a buscar cual es su partición principal, que suele ser la mas grande, que a su vez es la que coincide con el tamaño que Windows nos da para la unidad “C:”

La clicamos con el botón derecho del ratón y nos vamos a “Resize/Move”

Aquí seleccionamos el tamaño que le queremos dejar, de forma que el resto del espacio quede para nuestro Linux. Evidentemente el espacio debe ser mayor de lo que ya ocupa Windows y suficiente para que podamos seguir trabajando con el. 

Yo he dividido el disco más o menos por la mitad, aunque con dejar unos 10 Gb libres para Debian debe ser suficiente, al menos en principio.

 

Le damos a “aplicar los cambios” y dejamos que Gparted trabaje. Como es un chico educado, nos va a advertir que estas acciones pueden afectar a los datos. Pero nosotros, educadamente, vamos a pedirle que continue a lo suyo.

Y llega la hora de salir de Puppy e iniciar de nuevo el ordenador, pero esta vez con el CD de instalación de Debian que habíamos tostado cariñosamente al principio.

La instalación es idéntica a la que ya conté en el artículo “Instala Debian 7 para torpes” hasta que llegamos al punto del particionado del disco duro. Pero tranquilo. Tampoco en este caso vamos a complicarnos mucho la vida.

Sencillamente le diremos a Debian que se instale en el hueco más grande libre

Vamos a seleccionar que deje nuestro directorio /home separado, para poder recuperarlo si decidimos cambiar de distribución para probar otra o si, por inexperiencia, “metemos la mano donde no se debe y hay que reinstalar”

Aceptamos la configuración que nos propone

Confirmamos que queremos que se hagan los cambios en el disco y continuamos alegremente la instalacion. Casi al final, el instalador nos detectara Windows. Le felicitamos por ello y le pedimos que instale Grub, que es el gestor de arranque que nos permitirá elegir que sistema operativo usar al arrancar la máquina.

Y ya tenemos Linux y Windows en nuestro PC, es hora de comparar rendimientos, seguridad, comodidad...