Un buen día te pones a instalar algún programa o a actualizar tus repositorios y de buenas a primeras te salta un error en un repositorio qué no te suena de nada. Te vuelves loco revisando tu sources.list... ¡Y allí no hay nada! Vuelves a actualizar repositorios... ¡Y otra vez el repositorio fantasma!
En realidad no es ningún fantasma. Es más, lo has instalado tú, sólo qué sin saberlo. Algunos programas, Chrome, Opera o Dropbox, por ejemplo, tienen la bonita costumbre de instalar sus propios repositorios para mantenerse actualizados. Seguramente incluso lo advirtieron en los términos de uso. Pero cómo nadie los lee...
El problema viene porque estos repositorios no se añaden al fichero sources.list donde tu los puedas tener bajo control si no qué crean su propio fichero .list
Si miras en la carpeta /etc/apt/sources.list.d/ veras los ficheros .list de los qué te hablo.
¿Qué hacer con ellos? Depende de lo "bruto con Debian" qué seas. Por lo general, los puedes borrar, pero además de qué no se actualizará la aplicaron qué los creó, puede qué de errores si no los encuentra. Otra solución es editarlos y comentar las líneas con el carácter # para qué igual qué en el sources.list original se ignoren las líneas comentadas y así no haya actualizaciones sin tu control. La última solución es, comentarlos y adjuntar su contenido al sources.list original para qué así los tengas bajo control desde allí con un sólo vistazo.
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